Todo sigue igual
El valenciano Oscar de Alfonso ha ganado las pasadas elecciones para gran maestro de la Gran Logia de España (GLE) por mayoría absoluta, de entre unos 600 maestros electores (actuales venerables de las logias y los pasados venerables).
A simple vista parece una magnífica victoria pero no es así, puesto que la mitad de los votos han sido de los ingleses jubilados que viven en España, todos ellos procedentes de la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUDI) quién es la que decide lo que hay que votar o no votar. Y ya se sabe que los ingleses son muy disciplinados. Los cien votos restantes proceden principalmente de hermanos españoles de las logias del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que pactaron con de Alfonso su voto a cambio de reconocer al Supremo Consejo el REAA del grado 33 para España otra vez y rechazar el Supremo espúreo creado por el candidato perdedor, anterior gran maestro, Carretero. Curiosamente al señor de Alfonso nunca le ha gustado este rito y cada vez que ha sido gran maestro provincial se ha opuesto a la creación de logias de este rito. Curiosos compañeros de viaje, lo cual da mucho en que pensar.
Hablando del gran cabestro, Carretero, obtuvo unos 200 votos, procedentes mayoritariamente de españoles, alemanes, suecos, etc., de las logias del Rito inglés de Emulación... Es, al menos, extraño que un individuo que hizo las cosas tan rematadamente mal - por lo que perdió el favor inglés, que le había votado anteriormente - haya tenido tanta gente a su favor. A estos votos hay que considerar que hubo unas 300 abstenciones, mayoritariamente españoles y que había propugnada por un conocido "blog" de hermanos descontentos de la GLE.
La historia del señor de Alfonso tiene pocas luces y muchas sombras: siempre termina traicionando a quién le ha aupado en el poder. Su trayectoria masónica es accidentada. Fue nombrado a dedo Venerable Maestro de su Logia Germanías, número 8, de Valencia - no fue elegido por sus hermanos -, por el directo designio, en detrimento del venerable elegido democráticamente, de su entonces gran maestro provincial, un galés apellidado Hatchinson. Este británico, entre otras irregularidades, utilizaba la Visa provincial para pagar servicios sexuales en los prostíbulos aledaños a la localidad de Jávea, donde reside. De Alfonso nunca vió ni oyó nada al respecto, siendo su secretario y hombre de confianza.
Posteriormente, traicionó a Hatchinson y se montó en el "tren" del gran maestro Corominas, el cual le nombró Gran Maestro Provincial de Valencia y le encargó, por su condición de abogado, la elaboración de unos nuevos estatutos y reglamentos de la GLE para someterlos a votación en asamblea general. Hizo su trabajo y llegado el día de la votación movilizó sus huestes para votar en contra del proyecto elaborado por él mismo, para que las cosas continuaran igual, o sea democráticamente mal...
Por dicha traición fue destituído del cargo de G.M. Provincial, subiéndose al nuevo tren de Carretero, ayudándole a ganar al gran maestro Corominas por tan sólo 17 votos. Ha apoyado al cabestro Carretero en todas sus fechorías ocupando altos cargos, tales como Gran Maestro Provincial de Valencia o Asistente del Gran Maestro, y ahora se presenta como el salvador de la Orden.
Este es Oscar de Alfonso, que nadie se llame a engaño. Todo sigue igual, de mal por supuesto. Los que queremos que la masonería española se arrregle tendremos que esperar un poco más.
Acacia, Maestro Masón
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