Vicente Ferrer murió hoy a causa de los problemas respiratorios que venía sufriendo en los últimos meses, en su domicilio de Anantapur (India), región donde llevaba más de 55 años trabajando sobre el terreno para combatir la pobreza y las desigualdades sociales en uno de los países más poblados del mundo, según informó hoy una portavoz de la Fundación Vicente Ferrer.
Ferrer creó y lideró una organización no gubernamental, ONG, con fuerte carácter humanista que ha beneficiado a 2,5 millones de personas del distrito de Anantapur, una de las zonas más pobres de la India, con más de cuatro millones de habitantes. El "Fondo de Desarrollo Rural" (RDT,siglas en inglés) sostenido hoy por la "Fundación Vicente Ferrer", el brazo financiero, creado en 1996 en España, de la red social construida en la India.
Nacido en Barcelona el 9 de abril de 1920, Ferrer pasó su infancia entre la ciudad condal y Gandia (Valencia) pues era de origen valenciano - y entre sus antepasados se encuentran el santo que lleva su nombre y apellido y la tristemente célebra familia del Papa Borgia -.
En 1936 fue llamado a filas para luchar con el frente republicano, formando parte de la útima quinta reclutada por los republicanos, la comúnmente llamada "del biberón", habiendo luchado en la cruenta batalla del Ebro. Al terminar la guerra comenzó los estudios de Derecho, que abandonó para unirse a la Compañía de Jesús con la ilusión de cumplir sus principios de ayudar a los demás. Piisó tierras indias por primera vez en 1952. Pese a que su cometido era acabar su formación espiritual, decidió conocer las necesidades de la gente y puso en funcionamiento un singular sistema de trabajo: "El milagro de dar". Consistía en una pequeña ayuda económica y el asesoramiento técnico para obtener agua para los cultivos. Si al final cada campesino devolvía lo prestado (sin intereses), el milagro se iba extendiendo.
En Mumbai puso en funcionamiento diferentes procedimientos de organización entre pequeñas cooperativas para abastecer de agua a la comunidad y fomentar los cultivos, construir un hospital y escuelas para casi un millar de personas. Los dirigentes del país le miraban con recelo porque chocaba con sus intereses, y recibió una orden de expulsión en 1968, dándole 30 días para abandonar el país. Esta decisión generó diferentes movimientos sociales y políticos que desembocaron en el anuncio de Indira Gandhi, primera ministra del país entonces: "El padre Vicente Ferrer se marchará al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India". Dígase como se diga fue una expulsión en toda la regla del filántropo catalán. A su regreso un año después, junto a seis voluntarios, decidió instalarse en una de las regiones más pobres y áridas del país: Anantapur, donde la escasez de agua, la desertización y la falta de educación eran alarmantes.
En marzo de 1970 dejó de pertenecer a la Compañía de Jesús, y ese mismo año contrajo matrimonio con Anne Perry, una periodista inglesa fiel seguidora del misionero desde el conflicto de su expulsión. Durante esa década, persistió el asedio de los políticos, esta vez de las autoridades de la región, que llegaron incluso a querer encarcelarlo. Ferrer denunció el abuso de poder del que estaba siendo objeto y consiguió un fallo favorable que creó jurisprudencia.
En 1996 creó la "Fundación Vicente Ferrer" para asegurar la continuidad económica del proyecto, que hoy cuenta con más de 155.000 colaboradores en España. Su campo de actuación en Anantapur se mueve en los ámbitos de sanidad, vivienda, educación, personas con discapacidad, mujer y ecología. Tiene apadrinados a más de 135.000 niños y su programa de la mujer ha beneficiado a casi diez mil personas. El inacabable abanico de programas desplegados por su ONG (vivienda, educación, freno de los abusos sexuales, instrucción de samaritanas "dalit") es tan abrumador que se ha ganado el reconocimiento de las autoridades.
Durante su larga vida, Vicente Ferrer recibió diferentes reconocimientos a su trabajo, como el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia (1998), la Creu de Sant Jordi de la Generaliat de Catalunya (2000) o la Gran Cruz de la Orden Civil de la Solidaridad del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España (2002). Hoy figura entre los finalistas al premio Català de l’Any.
El pasado mes de enero le fue entregada la Gran Cruz del Mérito Civil. "Me faltan palabras para describirlo. Es una persona excepcional en la vida de muchas familias, entre los pocos que pasarán a la Historia", dijo a Efe una de las organizadoras del homenaje, Lola Feliu. Otra voluntaria que ayudó a organizar el acto, Ángeles Serrano, evocó su divertido discurso durante el homenaje, en el que se quitó la banda alegando que le molestaba y orquestó al auditorio para que lo aplaudiera, según explicó a Efe.
- "¿Por qué dejó usted de ser jesuita? le preguntó Serrano en una ocasión a Ferrer.
- "Porque me dio la gana" fue la respuesta de este indomable luchador.
Genio y figura hasta la sepultura: Buen humor, un excelente corazón y un recio carácter.
Como puede apreciarse, para ser una buena persona no es necesario ser masón. Salvo los hermanos masones de los EE.UU., y de algunos pocos sitios más, con hospitales para gente sin recursos y muy especialmente los americanos para niños quemados, al resto de la Masonería sólo se les conocen sus grandes y elocuentes discursos, llenos de buenas intenciones pero vacíos completamente de acciones reales.
Acacia, Maestro Masón
durmientes@gmail.com
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