Antonio de Villar Massó
Antonio de Villar Massó pasó a la reciente historia como el que registró oficialmente la primera obediencia masónica en la España después de más de cuatro décadas de ignominia, en la que fueron condenados -incluso a muerte- cientos de masones por el simple hecho de serlo.
De este personaje que fue Gran Maestre del Grande Oriente Español, entre 1982 y junio de 1988, fecha en la que fue destituido de su cargo del GOE por haberlo llevado hasta la más baja cota, fue un sinvergüenza, oportunista, sin escrúpulos, señalado como confidente de la policía por diversas fuentes, -su nombre de batalla era “Limón”-.
Villar Massó, así como sus dos socios, Jaime Fernández Gil de Terradillos y Antonio García Borrajo, en la aventura de crear en España el Grande Oriente Español, había sido expulsado de la Orden, a perpetuidad, por el auténtico Grande Oriente Español -exiliado en México tras la llegada al poder de Franco-, antes de registrar "su" obediencia española, que hoy permanece inactiva, pero como entidad registral es propiedad de la Gran Logia de España.
La finalidad básica y oculta de Villar Massó para crear el GOE, atestiguada por masones diversos y reconocida por él mismo a alguna persona de su confianza, fue la de intentar obtener influencia personal y poder acceder a la gran indemnización económica que esperaba obtener reclamando en nombre de "su" GOE, presentándolo como único heredero de la masonería histórica española, el patrimonio inmobiliario incautado por Franco al conjunto de las obediencias masónicas españolas.
El auténtico GOE (en exilio) rechazó por antimasónico todas las maniobras realizadas en España por el trío golpista y destituyó de su cargo en el GOE (España) a Gil de Terradillos por "abandono de sus funciones, por deslealtad y por perjurio"; y decretó que "queden irradiados [expulsados], a perpetuidad, del Grande Oriente Español (en exilio), y de la Orden Masónica los que fueron VVMM.’. [Venerables Maestros] Jaime Fernández Gil de Terradillos, Antonio de Villar Massó y Antonio García Borrajo, por desleales, perjuros e indignos de pertenecer a nuestra Augusta Institución"...
El relato pormenorizado de los hechos protagonizados por esos tres personajes y las razones para su expulsión constan en el documento titulado: "Conclusiones finales a las que llegó la Gran Asamblea de Maestros Masones del Grande Oriente Español (en exilio), celebrada en el Gran Oriente de México, D.F., el martes 7 de marzo de 1978, de la E.’. V.’., para juzgar la conducta masónica, en España, desde finales de julio del año pasado, de los VV.’. HH.’. Jaime Fernández Gil de Terradillos, Gran Maestre interino; Antonio de Villar Massó, M.’. M.’., y Antonio García Borrajo, M.’. M.’., miembros los tres del G.’. O.’. E.’. (en exilio)". Este documento mecanografiado tiene seis páginas, y está firmado por el Presidente, Secretario y Orador de la Gran Asamblea, así como por una diversidad de otras firmas no identificadas de maestros masones asistentes a dicha Gran Asamblea.
En los agitados años de la transición política española la policía franquista vigilaba los movimientos de varios colectivos, entre los que estaban los masones. La Sección de Movimientos Sociológicos de la Brigada de Interior estaba perfectamente informada de todo cuanto se relacionaba con el GOE de Villar Massó y con los movimientos de masones que se relacionasen con el Gran Maestre Villar Massó. En 1985 se filtraron desde la Brigada de Interior de la Policía veinticuatro fotocopias de otras tantas notas informativas que referían contactos, conversaciones y correspondencia privadas y actos de diversa índole en los que siempre había sido Villar Massó, personalmente, el receptor de la información pasada seguidamente a la policía.
Esa filtración, obviamente, inquietó mucho al resto de obediencias masónicas de la época, que no dudaron en exigirle a Villar Massó una aclaración de su proceder. Valga como ejemplo la carta que le envió Rafael Vilaplana, entonces Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española, el 15 de junio de 1985.
Cabe recordar que el abogado Antonio de Villar Massó, que jamás fue policía, tal como erróneamente aseguran algunas fuentes desinformadas, fue nombrado Inspector Honorario del Cuerpo General de Policía el 20 de julio de 1969.
En el Archivo Central de la Dirección General de la Policía, en febrero de 1986, figuraban catorce antecedentes relativos a Villar Massó, fechados entre el 12-09-53 y el 27-09-84. Entre las diligencias en las que figuraba como denunciado, destacan acusaciones de agresión contra J. B. A. J. (19-02-54), de alzamiento de bienes (8-03-67), por disparos de revólver contra N. L. F. (20-02-77), por intento de agresión contra N. L. F. (13-11-80), por amenazas contra M. S. C. (20-07-81), por disparos en la vía pública (2-02-83) y por más disparos en la vía pública (27-09-84).
Una muestra curiosa de su carácter la encontramos en el cruce de amenazas que mantuvo con destacados sujetos de la extrema derecha fascista española. Esos tipos eran peligrosos, sin duda ninguna, tal como conocemos muy bien quienes trabajamos como periodistas en esos días y nos tocó investigar las tramas fascistas de la transición española, pero el "masón" Antonio de Villar, a juzgar por sus antecedentes policiales recién citados y por las amenazas que le devolvía a los fascistas hispanos tampoco parece un candidato a la santificación. Veamos como ejemplo el telegrama que le envió a Mariano Sánchez-Covisa, líder de los denominados Guerrilleros de Cristo Rey: "Respetando tu gallardía personal y despreciando [la] cobarde chulería de la mayor parte de tus seguidores te comunico que estoy hastiado de recibir amenazas de muerte por lo que lamentándolo mucho he tomado oportunas disposiciones para que si algo me ocurre no tengas tiempo de leerlo en los periódicos. Antonio de Villar Massó. Gran Maestre del Grande Oriente Español".
Aunque Villar Massó negó ante la Policía ser el autor de ese telegrama y del delito de amenazas que comportaba, el apunte de su ficha policial, de fecha 20-7-81, no deja dudas: "hechas comprobaciones por la Comisaría de Chamartín, escrito nº 22.401 con el Director de Sala de Aparatos de Telégrafos resulta que dicho telegrama fue puesto por Don Antonio Villar Massó" (Diligencias policiales nº 6.030 de la Comisaría de Retiro).
Ese fue el “personaje” que vino a reinstalar la Masonería en España.
Acacia
durmientes@gmail.com
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