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La Columna del Estilita

La legitimidad histórica perdida

    Es un tema bastante complicado de explicar por las diferentes circunstancias y personas implicadas. El proceso del retorno de la Masonería a España, depués de la cruenta represión del anterior Régimen que llegó a extinguirla por completo, fue salpicado de ambiciones de poder mezclada con infiltración de la policía, dado que el Gobierno de turno no deseaba su reinstalación en el país. Sólo unos pocos miembros de la Orden lograron escapar con vida a Marruecos y Francia y algunos, posteriormente, a Hispanoamérica, en su mayoría a México donde encontraron los miembros del Grande Oriente Español (GOE) el "asilo masónico" que les proporcionó la Gran Logia del Valle de México. La pervivencia del GOE fue mas bien a nivel administrativo porque no tenía logias activas, los masones españoles exiliados se inscribieron en logias locales, en algún caso compuesta exclusivamente de españoles, pero adscritas a la Gran Logia o Gran Oriente del país de acogida.

    Los historiadores profesionales, los llamados masonólogos, que hacen sus investigaciones avaladas principalmente con documentos escritos, han pasado de puntillas por este período reciente de la Masonería española. Casi todos se quedan en el año 1939 y alguno ha investigado parte del exilio, pero ninguno escribe desde el año 1975 en adelante.

    Es muy difícil encontar testigos presenciales imparciales porque la Masonería española quedó clara y definitivamente dividida, lo cual no es una novedad porque es una consecuencia de la lucha que libran desde el último cuarto del siglo XIX la masonería inglesa y la masonería francesa, aquélla con la 'United Grand Lodge of England', la llamada Gran Logia Madre, y ésta con su buque insignia del 'Grand Orient de France'. Ocurre en casi todos los países del mundo y España no podía ser diferente; se convirtió en su particular campo de batalla y de lucha de intereses, poco o nada masónicos, dicho sea de paso.

    Con el Tratado de Amistad firmado entre el general Franco y los EE.UU. se permitío la instalación de logias en las bases americanas pero sólo bajo la condición de no admitir españoles. Estas fueron las primeras logias instaladas después de la Guerra Civil. En 1973 se crea en Oropesa (Castellón) la logia La Luz, formada por francmasones belgas de diversas obediencias liberales (línea francesa) deseosos de ayudar al renacimiento de la Orden en España. En el año 1976 levantan columnas la logia Matritense, en Madrid, con miembros del del exilio. En septiembre de 1976, el representante en Francia del GOE, José Torregrosa, participa como invitado en la asambleas generales del 'Grand Orient de France' y de la 'Grande Lodge de France', ambas en París. El 2 de febrero de 1977 se constituye la Logia Minerva-Lealdad, con la intención de afiliarse al GOE, en cuyo registro acabaría ostentando el número 3, siendo elegido Venerable Maestro (Presidente) Rafael Vilaplana Fuentes (nombre simbólico Bolívar).

    En 1977 el Gran Maestre del Grande Oriente Español (GOE), Jaime Fernández Gil de Terradillos, con el consentimiento de los supervivientes del Gran Consejo Federal Simbólico, reunidos en su exilio de México, deciden regresar a España y tomar posesión del territorio español. Reunida la primera Gran Asamblea en España en Madrid, después de casi 40 años. El día 2 de noviembre de 1977, se nombra la Comisión Permanente del Gran Consejo Federal Simbólico (Gobierno de la Orden) y declara terminado el exilio; posteriormente presentan la documentación y la solicitud de inscripción del GOE en el Ministerio del Interior, siendo entonces ministro Rodolfo Martín Villa. El 29 de noviembre de 1977, asistiendo, además del Gran Maestre, Jaime Fernández-Gil de Terradillos, el Gran Maestre Adjunto, Antonio del Villar Massó (que posteriormente se descubrió que era un infiltrado de la policía española) y otros tres miembros del nuevo Consejo Federal, hacen unas declaración de principios e intenciones ante la prensa entre las que se destacaban una mejor relación con la Iglesia Católica y respetar el sistema monárquico instaurado. Ante la negativa de celebrar una nueva Asamblea General, se realiza otra Asamblea donde se nombra Gran Maestre a Antonio del Villar Massó el cual hundió al GOE a las cotas más bajas posibles.

    Este grupo inicial perdió la confianza de la Masonería en el exilio, compuesta fundamentalmente por republicanos anticlericales, por entender que estaban actuando por su cuenta y se declaró NULA la inscripción solicitada por el GOE; irradió (expulsó) de por vida a Jaime Fernández-Gil de Terradillos, Antonio del Villar Massó y Antonio García Borrajo, dió un nuevo mandato a Francisco Espinar Lafuente, Rafael Vilaplana Fuentes, José Torrente Durán, Julián Calvo Blanco y Pedro Ros Carrasco para que regularizaran la presencia del Grande Oriente, lo que dió lugar a que finalmente se produjeran dos inscripciones que pretendían vincularse a la tradición del Grande Oriente, la primera presidida por Antonio del Villar Massó (el infiltrado de la policía), con el nombre de Grande Oriente Español (GOE), que ahora reclama para si la Gran Logia de España (GLE), y la segunda la presidida por Francisco Espinar Lafuente y otros con el nombre de Grande Oriente Español Unido (GOEU), que es la que reclama para si la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Hay un documento del Supremo Consejo del grado 33 y último para España, única institución masónica española que ha conservado su legitimidad histórica con una antigüedad de casi 200 años ininterrupidos, firmado por su Soberano Comendador Julián Calvo Blanco, 1978-1986, reconociendo como auténtico representante de la Masonería española al Grande Oriente Español Unido (GOEU).

    Reconocido por los masones en el exilio y el Supremo Consejo, Francisco Espinar Lafuente intentó obtener el reconocimiento de la regularidad para el GOEU pero fue rechazada su petición porque consideraron las Grandes Logias de EE.UU. que el GOE carecía de legitimidad de origen: recibir Carta Patente de una Gran Logia regular o ser fundada por tres Logias regulares en el momento de su constitución. O sea, que el histórico Grande Oriente Español no era regular porque había sido en su día una unión de Grandes Logias u Orientes españolas no regulares, a pesar de haber trabajado siempre bajo sus parámetros: Creencia en un Ser Superior, admitir sólo varones, colocar en el Ara un libro de la Ley, que en el caso español era la Biblia, y prohibir las discusiones sobre política y religión en las tenidas o reuniones masónicas.

    Espinar solicitó la baja de la segunda inscripción a nombre del GOEU, perdiéndose así definitivamente la legitimidad histórica de la Masonería simbóloca española del ahora fenecido Grande Oriente Español y pasó a formar parte de las logias regulares de la GNLF francesa que tenía en España, germen de lo que sería la Gran Logia de España, de corte anglosajón y reconocida como regular, siendo una nueva singladura de la Masonería española, desvinculada completamente del pasado masónico español. Un grupo de miembros del GOEU que no participaban de la idea de pertenecer a una Obediencia (federación de logias) "regular", al frente de los cuales estaba Rafael Vilaplana Fuentes rescató el nombre, no la tradición que había quedado truncada. Posteriormente Vilaplana y unos cuantos de sus seguidores de "tradición liberal" se escindieron del GOEU y crearon la Gran Logia Simbólica Española como Obediencia masculina, que años después se reconvertiría con el novedoso modelo de las tres opciones, que las logias podían ser masculinas, femeninas o mixtas, que al final fracasó éste resultando que todas las logias son ahora en realidad mixtas.

    A partir de esa lamentable división y ruptura definitiva de la legitimidad histórica del Grande Oriente Español personas poco o nada escrupulosas han utilizado tan sólo el nombre del GOE y del GOEU, esperando que algún día el Estado Español proceda a indemnizar al Grande Oriente Español por el expolio sufrido en el anterior Régimen, cosa que hasta la fecha no han podido conseguir.

Séneca (Nombre Simbólico) Maestro Masón

durmientes@gmail.com

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